¿Seguirás pensando en mí?
¿Seguirás pensando en mí?
Hoy se cumple el primer mes de mi más grande silencio,
de cuando me dejaste todo un mundo para llorarte.
Es el primer mes de una eternidad, que ni con la mejor
amnesia se me olvidará tu nombre ni tu partida.
Los dos crecimos viviendo más allá de la tristeza y la
aventura, corriendo a afrontar nuestras pesadillas, porque no existía nada que
nos derrumbase si estábamos juntos.
Ese día revivió el rincón que más temía, mi memoria, porque sé que no seré capaz de dejar a la fuerza nuestros rituales, la costumbre de besarte antes de dormir ni de tu curiosa mirada que siempre me hablaba. Porque cuando te tuve en mis brazos, por primera vez, supe que formaría un apego hacia ti, no pensé que llegaría este día tan inesperadamente. Pero me reconforta saber, que en el peor año de la historia lo pasamos más juntos que nunca, no te dejé solo, nunca me dejaste solo, nunca te quedaste solo, no fuiste solo.
Después de dedicarte miles de gotas de mis lágrimas, me quedo dormido en lo que resta de nuestra cama. Porque sigo sintiendo que sigues flotando en mi habitación, encima de mi almohada, encima de mis cosas, dentro de mi corazón.
Desde que te fuiste, todas las noches se convirtieron en máquinas del tiempo, nuestra cama seguía viviendo tu ausencia, porque era como si nunca te hubieses ido, todo estaba listo para que regreses, seguía todo en el mismo lugar, tu cama, tu plato de comida, tu tazón, tu comida del medio día. Estaba todo listo para que hicieras sonar tu collar al pasar por mi puerta y duermas en mis pies.
Fue el primer día en el que no lloraste cuando nos alejamos de ti.
Fue la primera vez en el que, verdaderamente, supe que había perdido la mitad de mi cuerpo. Sentía que había perdido los mejores besos de mi vida, mis fieles caricias antes de dormir, mi juventud, a mi hijito.
Hay momentos en el día en el que siempre me pregunto si seguirás pensando en mí…
Porque siento que tienes miedo allá afuera, pero espero que no te sientas perdido que yo en algún día iré a recogerte y a sorprenderte con todas estas luciérnagas que recolecté en el camino, sabiendo que te gustaría jugar con ellas.
Todos los días, nuestro hogar sigue pensando que sigues aquí, planeando alguna de tus travesuras que hacías al levantarte. Yo sigo reviviendo la costumbre de decir “te quiero” sin importar en donde estuvieras.
Espero que no te olvides de mí, porque ya llegará el momento de cuando me encuentre peregrinando a un alivio de saber que ya no sufres más, cuando yo fui incapaz de curarte.
Rayku, espero te encuentres bien. Te quiere mucho,
Rodrigo.
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