Mi sonrisa favorita
Mi sonrisa favorita
Sigue rondando la idea de que
no fue el momento de despedirnos, como si me hubieses regalo mi primer contacto
con el otro mundo. Ahora cuelgas de mi alma y vives junto con el azul de mi memoria.
Quizás te quedaste tranquilo
al verme, pensaste que, en esos últimos momentos podíamos acompañarte y cuando
despertases ir detrás de nosotros. Perdóname si algún día te dije que me quería
ir en un tiempo adelantado, cuando estabas junto a mí, pero, felizmente, me detuviste con esos ojos color cielo lastimado.
Sin ningún aviso, te
despertaba para prestarte un beso, porque deseaba que me los devuelvas y lograr
que te pierdas un rato en mis mejillas y robarme un momento de mi sonrisa favorita.
Sabías que mi cuerpo y mente eran solo para ti, sigo siendo tuyo, sin
condiciones, tu fábrica de sueños favorito.
Ahora tu camita buscó
acomodarse dentro de mi mente tan vacía, para que siempre descanses, duermas y
aceptes que siempre serás mi compañerito ansioso en busca de algo. Amorcito
mío, déjame decirte que en estos momentos eres intocable, porque no importa cuándo
y cuánto pueda verte adentro de mi corazón, sin importar que me siento más
limitado que nunca con estas insaciables ganas de darte un último abrazo. Te
libraste de la maldición del tiempo, ahora posees las maravillas del placer de
las ideas.
Mis deseos ahora han ganado
un peso extra, 40 y tantas mil ganas de volverte a encontrar.
Sabía que sí era necesario
despertarte para darte más que un beso, en este tiempo tan corto que estuvimos
juntos, que parecía ser un detalle tan corto darte todo mi corazón.
“¿Qué sentirá ser hijo de un
poeta?” Decía mi madre, al ver que, repetidamente, te daba regalos sorpresa, te
dedicaba poemas y apodos tan dulces, verme detrás del telón, porque era mérito
cuidarme en mis sueños.
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