Nuestra propia culpa
Nuestra propia culpa
Nos sentamos a pensar para dejar de ser nosotros
mismos por pocos minutos, para sentirnos vacíos, pero respiramos y todo sigue
igual, perdimos el control de las cosas y la impotencia nos lastima cada vez
más.
Nuestra propia percepción es irreal, esa la que nos
lleva a lugares extraños, esa la que nos hace vivir un tierno sueño, esa la que
nos hace agarrar un paquete de cigarrillos. Pero de momentos nos aniquila desde
lo más profundo para que nadie lo pueda escuchar. A veces pensamos que estamos
de lado de todas nuestras son correctas, ilusionamos que andamos sanos, que
cuando reaccionamos de nuestra propia arrogancia, nos deprimimos hasta llegar a
rendirnos de nuestra propia fe y existencia.
Dicen que tomamos veneno para que otro inocente muera,
quizás sea cierto porque es difícil de darnos cuenta que nacimos enfermos
tratando de escapar de ese aliento que nos obligan a respirar.
Lloro todas las noches para poder ver más cristalinamente
la realidad, para explicarme la verdad de todo, para poder existir con una más
dulce forma de vivir. A veces rio para que nadie llore por mí, para que todos
crean que sigo vivo, sufro menos de lo que merezco porque me oculté de mí mismo
liberándome de mi destino, para que todo deje de ser tan verdadero, tan falso.
Quizás creemos tener el sentido de nuestras vidas,
quizás al pasar los años creemos que nuestros problemas han sido fáciles cuando
andábamos de jóvenes, y nos acordamos que ya no existirá manera para arreglar
los errores que dejamos atrás y volvemos a la confusión, tratando de sobrevivir.
Siempre miramos atrás para buscar ese momento feliz, esa mañana brillante, ese
trauma de la niñez, esa culpabilidad ignorada, para afilar el camino hasta el
funeral.
Quizás no haya
a nadie a quien culpar con un pesado discurso, porque tenemos mente y razón, somos
nosotros los que nos condenamos con nuestra decisión, la que evitamos conocer.
Quizás todo este mal sea todo por nuestra propia culpa, cada acción pequeña, cada
desastre, y lo incriminamos hacía los demás para sentirnos con un motivo de
vivir y venganza, pero simplemente decidiremos seguir tomando el fresco elixir
que nos envenena.
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